Gerardo Esquivel - Milenio
La situación de seguridad pública en Sinaloa se ha deteriorado significativamente en los últimos meses. Tan solo de septiembre de 2024 a la fecha se han reportado más de 800 asesinatos y hay más de mil personas reportadas como desaparecidas. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) que publica trimestralmente el INEGI, la percepción de inseguridad en Culiacán se ha triplicado en tan solo un año, ya que pasó de 30 por ciento en diciembre de 2023, a 45 por ciento en junio, a 56 por ciento en septiembre y a 91 por ciento en diciembre de 2024. Este mismo indicador se duplicó en Mazatlán al pasar de 33 por ciento a 68 por ciento en el mismo lapso. Por otro lado, a finales del año pasado 80 por ciento de los habitantes de Culiacán reportó haber cambiado sus hábitos por temor a la inseguridad. En concreto, la población evita caminar de noche en los alrededores de su vivienda o impide que los menores de edad salgan solos de casa.
La población del estado ya ha comenzado a expresar su descontento mediante marchas y protestas. De hecho, apenas el pasado jueves 23 de enero una multitud irrumpió en las oficinas del gobernador Rocha Moya exigiendo su renuncia. La gota que derramó el vaso de la paciencia sinaloense fue el asesinato de Antonio Sarmiento, un padre de familia, y de sus dos pequeños hijos (Alexander y Gael de 12 y 9 años) en un intento de robo de auto ocurrido el fin de semana previo.
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