Carlos Ramírez - El Independiente
De la inesperada irrupción el embajador de México en Washington, el experimentado político Esteban Moctezuma Barragán, hay que rescatar un párrafo de su último mensaje de más de siete minutos a través de las redes sociales:
“Me han pedido apoyarla y así será, un día, un mes, un año más; ella lo decidirá en función de lo que México necesite, porque no es tiempo de vanidades ni de actitudes egoístas”.
Se supone que el representante diplomático de México ante la Casa Blanca depende de manera directa del secretario mexicano de Relaciones Exteriores y sobre todo es un agente directísimo de la Presidencia de la República. En medio de una de las ofensivas más agresivas y violentas de un presidente de Estados Unidos contra México y sus políticas públicas, extraña la falta de comunicación entre las tres áreas directas del Ejecutivo que deben –o deberían— ofrecer un frente común casi de comunicación permanente.
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