- La orden ejecutiva que acaba con la naturalización de los hijos de indocumentados es contraria, según los expertos, a la Decimocuarta Enmienda. 22 Estados y dos ciudades la impugnan en los tribunales
Donald Trump gesticula tras firmar la orden ejecutiva de libertad de expresión en la Arena Capital One Arena, este lunes en Washington. Foto: REUTERS | Vídeo: EPV (REUTERS)
Iker Seisdedos - Washington - El País
La avalancha de órdenes ejecutivas de un Donald Trump impaciente por cumplir sus promesas electorales y cambiar cuanto antes el rostro de la sociedad estadounidense no se hizo esperar. En su primera jornada como presidente ―una jornada en la que, prometió en campaña, estaba listo para ser “dictador por un día”― probó no solo que tiene prisa, sino también que esta vez conoce los resortes de Washington y que no piensa aceptar un no por respuesta, incluso aunque eso suponga atacar frontalmente el sacrosanto texto de la Constitución estadounidense.
En sus primeras horas en el Despacho Oval (y antes, en un estadio abarrotado de miles de simpatizantes sedientos de espectáculo), Trump estampó su firma picuda en 41 documentos con un amplio abanico de consecuencias: desde cerrar la frontera con México y acabar con la principal vía legal para solicitar asilo a indultar a unos 1.500 procesados y condenados por el asalto al Capitolio; y desde prorrogar el permiso a TikTok para operar en el país a sacar a la primera potencia mundial del acuerdo climático de París o renombrar el golfo de México (de América, desde este lunes).
No hay comentarios:
Publicar un comentario