- La historia y la experiencia política directa sugieren que, para que la democracia y un desarrollo social y humano amplio sean sostenibles, deben buscarse en sintonía. Cuando las personas tienen libertad para elegir a sus líderes y exigirles responsabilidades, el crecimiento sostenible e inclusivo se vuelve más probable.
DAKAR/SAN JOSÉ – La democracia está en problemas. Van nueve años consecutivos en los que son más los países que experimentan un retroceso de las instituciones democráticas que aquellos en los que mejora; es el declive más prolongado en medio siglo. En todo el mundo, los ciudadanos están perdiendo la fe en la democracia, y los demagogos se aprovechan de su desilusión.
Uno de los factores detrás de esta creciente crisis de la democracia es la falsa noción de que los derechos políticos y el bienestar socioeconómico son bienes separados o incluso contrapuestos. En realidad, la historia hace pensar lo contrario: los países que protegen los derechos políticos y las libertades son los que logran prosperidad duradera. La experiencia de los autores al frente de diversas administraciones nacionales e internacionales nos enseñó que para que la democracia y el desarrollo sean sostenibles, deben ser objetivos simultáneos.

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