Denise Dresser - Sonora Presente
No es un caso. Es un método. Un manual de instrucciones para disciplinar a quien investiga, incomoda y documenta. Lo que comenzó con López Obrador -el linchamiento desde la mañanera, el señalamiento moral, el “ahí les va el expediente”- hoy continúa bajo Claudia Sheinbaum, ya no sólo como narrativa, sino como engranaje judicial. La persecución se hereda. Y en el relevo, se perfecciona.
A María Amparo Casar la persiguió primero el micrófono presidencial. Hoy la persigue el Estado con tres frentes simultáneos: administrativo, civil y penal. Tres carriles para un mismo destino: desgastar, intimidar, distraer y mandar un mensaje a todos los demás.
El expediente arranca con la pensión por viudez derivada de la muerte de su esposo, exfuncionario de Pemex. Pemex suspendió pagos en 2024 y buscó recuperar lo que afirma fue cobrado indebidamente: alrededor de 31 millones de pesos, cifra que -según lo difundido entonces- incluye una pensión mensual (aprox. 125 mil pesos) y un seguro de alrededor de 17 millones. A la par, durante el tiempo que correspondía, sus hijos recibieron una pensión mensual de 15,434 pesos.
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