- Estamos adoptando una nueva lógica para el bienestar centrada en la justicia social, pero hay áreas fundamentales en las que no podemos escatimar esfuerzos.
Alejandra Spitalier - El Financiero
El año saliente, en términos políticos y financieros, fue retador, por decir lo menos. En México fue un año electoral cuyo marcador se anticipaba; sin embargo, las mayorías abrumadoras desencajaron a más de uno. También cambió el rumbo político en nuestro vecino del norte, cuyo resultado sorprendió, más que por el viraje, por lo rotundo.
Ambos procesos estabilizaron al superpeso, que aún no ha alcanzado las temidas barreras de los 21, como muchos pronosticaban, quizás con la esperanza de equivocarse. La economía estadounidense no sucumbió en gran parte gracias a que la Reserva Federal recortó oportunamente las tasas de interés. En México, dadas las turbulencias políticas, el crecimiento fue apenas perceptible pero comprensible.
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