- El Gobierno mexicano trabaja contra el reloj para fortalecer tres aspectos que, históricamente, Estados Unidos ha señalado como debilidades en la relación bilateral
Claudia Sheinbaum y Donald Trump en una composición fotográfica. EFE / Getty
Sonia Corona - México - El País
El Gobierno mexicano busca tener todos los hilos atados antes del 20 de enero. Donald Trump asumirá entonces su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, y la presidenta Claudia Sheinbaum ha anticipado los aspectos de la relación bilateral que podrían representar un dolor de cabeza para su Administración. En las últimas semanas, los funcionarios mexicanos trabajan a marchas forzadas en tres sectores en concreto: la legalidad de las aduanas, los consulados en territorio estadounidense y el tráfico ilegal de fentanilo. Estos tres sectores han demostrado históricamente ser los frentes más sensibles para el Gobierno de EE UU, independientemente de su orientación política.
Las primeras señales de Trump hacia México han sido de mano dura. Por un lado, está la amenaza de las deportaciones masivas de migrantes, que busca el refuerzo de la frontera entre ambos países. Al mismo tiempo, el republicano ha dejado caer sus dudas sobre la eficacia del tratado de libre comercio con México y Canadá, el TMEC, y ha anunciado que buscará una revisión anticipada del acuerdo. Y finalmente, ha asegurado que tomará acciones para intervenir de forma más directa en la lucha contra los cárteles mexicanos de la droga, declarándolos organizaciones terroristas.
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