miércoles, 1 de enero de 2025

FELIZ 2025 O EL OPTIMISTA MAL INFORMADO

  • En algún lugar tenemos que encontrar un precario equilibrio para evitar anhelos irresponsables y el derrotismo que se asume de antemano

Un mural de Donald Trump, en Belén, 24 de diciembre de 2024. Matias Delacroix (AP)

Jorge Zepeda Patterson - El País

Prodigar ‘feliz año’ a diestra y siniestra, como es usual en estas fiestas, sabiendo lo que sabemos, implica un pequeño acto de irresponsabilidad o autonegación. Sin ánimo de ser aguafiestas, es difícil distribuir parabienes sin asomo de rubor, a unos días de que Trump ocupe la Casa Blanca. Y como no podemos atribuirlo a una anomalía o a un mero accidente, sino al hecho de ser el reflejo de la sociedad narcisista e infantilizada que predomina hoy en día, las preocupaciones tendrían que ser mayores.

El problema no es Trump, sino lo que dice de nosotros como civilización que el líder del imperio planetario sea un hombre que tiene más méritos para estar en la cárcel que para dirigir los destinos del mundo. O como dice el estadounidense Bern Tarnoff, “un imperio en declive es un animal muy peligroso”. Trump y sus halcones estarán sentados en una cabina de mando cuyos botones y palancas impactarán en el infortunio de millones de personas, aun cuando en este momento solo podamos especular sobre sus potenciales víctimas.

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