sábado, 4 de enero de 2025

30 AÑOS DE UNA CRISIS BRUTAL

  • Una certeza de la crisis de 1995 es que la política económica ‘neoliberal’ quedó en buena parte desprestigiada, junto con el Partido Revolucionario Institucional.

Sergio Negrete Cárdenas - El Financiero

Hace 30 años se desplomaba la economía mexicana. Ernesto Zedillo tenía poco más de un mes como presidente de la República. En ese lapso había devaluado abruptamente al peso (19 de diciembre), a lo que siguió una brutal fuga de capitales (21 de diciembre), día en el cual Banco de México prácticamente se quedó sin reservas internacionales. No hubo más remedio que dejar a la moneda en libre flotación a partir del jueves 22 de diciembre, un régimen cambiario que hasta la fecha se mantiene y que ha sido el mejor posible para evitar una nueva crisis de balanza de pagos, como las que golpearon a México cuatro veces en menos de 20 años (1976, 1982, 1986 y finalmente 1994-95).

Pero esa flotación se hizo de la peor manera posible: en medio de una crisis de confianza, sin programa económico de apoyo a la modificación cambiaria, sin apoyo internacional y finalmente sin reservas. El peso no flotó, se hundió. El último golpe, demoledor, a la confianza llegó el 28 de diciembre, y no era una broma de los Santos Inocentes: se supo ese día que casi toda la deuda interna del país se encontraba en dólares (por lo que había aumentado considerablemente por la pérdida de valor del peso) y en bonos de muy corto plazo, con prácticamente la totalidad de los 29.2 mil millones de dólares venciendo en 1995, más de la mitad en manos de tenedores extranjeros, todos desesperados por recuperar su dinero y sin la menor disposición de comprar más de los llamados Tesobonos.

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