miércoles, 4 de octubre de 2023

LA 4T, A LA RECONQUISTA DE LAS CLASES MEDIAS

  • Claudia Sheinbaum entiende que uno de sus principales desafíos radica en la reconquista de sectores universitarios y profesionales, pequeños empresarios, intelectuales, científicos e incluso periodistas 

Estudiantes universitarios en el campus de la UNAM, en Ciudad de México. REBECCA BLACKWELL (AP)

Jorge Zepeda Patterson - El País

Claudia Sheinbaum entiende que uno de sus principales desafíos políticos radica en la reconquista de las clases medias para el Gobierno de la Cuarta Transformación: sectores universitarios y profesionales, pequeños empresarios, intelectuales, científicos e incluso periodistas. Es un objetivo político clave por más de un motivo. Primero, por necesidades concretas electorales; no solo se trata de votos que se añadirían a la cifra final con la que vaya a ser elegida (el objetivo de 50% es clave en términos de legitimación política con la que arranque el próximo Gobierno), también porque son sectores que pesan mucho para ganar o perder determinadas alcaldías y municipios. Es una de las razones, no la única, por la que se ha propiciado la candidatura de Omar García Harfuch, exjefe de seguridad del Gobierno capitalino, popular entre estos sectores medios que en las últimas elecciones castigaron a los candidatos de Morena, a juzgar por la derrota en todo el poniente de Ciudad de México.

Segundo, por estrategias que apuntan a la búsqueda de gobernabilidad el próximo sexenio. Andrés Manuel López Obrador fincó su fortaleza política en un liderazgo popular asociado a su vinculación personal con los intereses de las grandes mayorías empobrecidas del país. Una identidad que, es cierto, se nutrió de sus políticas públicas (derrama social, incremento de salarios mínimos, protección del consumo básico, etc.), algo que Sheinbaum seguramente habrá de continuar. Pero también se alimentó de un carisma intransferible y de la construcción de una narrativa imposible de reproducir cabalmente. El México profundo asumió que por primera vez en mucho tiempo había un presidente que hablaba en su nombre y expresaba las rabias y frustraciones enconadas en contra de los de arriba. Incluso al margen de los resultados, unos favorables y otros no tanto, entendían que había un presidente que todos los días luchaba en defensa de las causas populares. Un esfuerzo que, a sus ojos, siempre resultó auténtico, entre otras razones, por el perfil del personaje, su habla popular, su origen provinciano, su larga trayectoria como opositor y víctima del sistema.

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