miércoles, 25 de octubre de 2023

CLAUDIA SHEINBAUM Y EL OBRADORISMO, PRIMERA FISURA

  • Hay una corriente molesta con la precandidatura de Omar García Harfuch para gobernar Ciudad de México. En respuesta, muchos se han volcado en favor de Clara Brugada

 

Omar García Harfuch en Azcapotzalco (Ciudad de México), el 13 de octubre. NAYELI CRUZ

Jorge Zepeda Patterson - El País

Hay una corriente del obradorismo molesta con la precandidatura de Omar García Harfuch para el gobierno de Ciudad de México por parte de Morena. Cuestionan que un “recién llegado” sin militancia previa y extraído de las tareas policiacas se quede con la joya más preciada de la izquierda de este país. En respuesta, muchos cuadros obradoristas se han volcado en favor de la candidatura de Clara Brugada, la aguerrida delegada de Iztapalapa, de larga trayectoria en la izquierda de la capital.

Pero más allá de la normal competencia interna entre dos aspirantes, el asunto se ha convertido en una tensión que afecta a Claudia Sheinbaum. Sabedores de que el ex responsable de la seguridad de Ciudad de México no era santo de la devoción de Andrés Manuel López Obrador, la candidatura de Harfuch, como se le conoce en los medios, es atribuida a una decisión de su exjefa. El asunto ha derivado en la primera fisura entre la heredera de López Obrador y una porción del obradorismo, aunque no se quiera reconocer públicamente. Pretender que no existe, me parece, hace más daño porque es el primer aviso de un problema de fondo: la difícil relación entre un movimiento simbióticamente identificado con su fundador y las decisiones que tomará su relevo.

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