- Que tantos estadounidenses fueran y sigan siendo engañados por el expresidente debe llevar a un examen de conciencia nacional
Paul Krugman - El País
Desde que se inventó la deuda en la antigua Sumeria, seguramente habrá habido gente que se ha hecho rica con malas inversiones. El truco consiste en realizar esas inversiones utilizando el dinero de los demás.
Supongamos, por ejemplo, que un traficante emplea fondos prestados para realizar inversiones arriesgadas en casinos de Nueva Jersey. Si las inversiones acaban generando dinero, puede embolsarse los beneficios. Pero si las inversiones fracasan, es posible que —si ha sido astuto a la hora de redactar sus préstamos o se las ingenia para convencer a sus acreedores de que no le reclamen sus otros activos— consiga irse de rositas y dejar que otros carguen con el muerto. Es decir, él gana si sale cara y los acreedores pierden si sale cruz. También podría desviar parte del dinero prestado, por ejemplo, haciendo que los casinos le paguen a él o a empresas de su propiedad grandes sumas por diversos servicios antes de que quiebren.
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