- En época de destapes, las ambiciones políticas y la amenaza de rupturas ponen a prueba la unidad del Frente Amplio por México y la coalición gobernante encabezada por Morena
“No soy un traidor”. Así defendió el senador Jorge Carlos Ramírez Marín su decisión de romper con más de cuatro décadas de militancia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). El viraje no se dio en el vacío. Ramírez Marín, hasta esta semana uno de los nueve miembros de la bancada priista en la Cámara alta, adelantó también que iba a buscar la candidatura al Gobierno de Yucatán por el Partido Verde Ecologista de México, aliado de la coalición gobernante encabezada por Morena. En plena época de destapes, el tablero político anticipa varios movimientos y reacomodos de cara a las elecciones de 2024, entre acusaciones de chapulineo [transfuguismo], desacuerdos patentes en las contiendas internas y la amenaza de nuevas rupturas que desafían el discurso de unidad del opositor Frente Amplio por México y el bloque oficialista.
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