sábado, 17 de junio de 2023

UN EQUIPO PARA EL SIGUIENTE SEXENIO

  • López Obrador tiene claro que el proyecto de la 4T debe caminar por sus propios méritos o no prevalecerá

 

La ahora canciller de México, Alicia Bárcena, durante un evento oficial en 2016. REBECCA BLACKWELL (AP)

Jorge Zepeda Patterson - El País

La designación de Alicia Bárcena como reemplazo de Marcelo Ebrard en la Cancillería confirma, a mi juicio, la estrategia que conduce Andrés Manuel López Obrador para transformar la sucesión presidencial en una transición de equipo. Es decir, la continuación de un proyecto, y no tanto un relevo de una persona a otra persona, como ha sido la tradición en México.

Hace una semana, en este espacio, señalé que hasta ahora se había asumido a la candidatura oficial de Morena como una batalla del tipo “ganador toma todo”, como han sido en el pasado o lo son en cada gubernatura. Pero esto cambia sustancialmente con la propuesta de López Obrador, ya asumida por el partido, para que de esta encuesta salgan también los coordinadores de las cámaras legislativas del próximo sexenio. Entre otras, impone la noción de que lo que sigue no es un asunto de personas, sino de proyecto político e ideológico; no hay que olvidar que la definición de los coordinadores del poder legislativo tradicionalmente constituía, en la práctica, una atribución del presidente entrante; en esta ocasión, en cambio, esos coordinadores habrían sido rivales de ese presidente o presidenta y estarían allí por designio del movimiento(es decir, de su fundador). De paso, eso ofrecería un elemento de contención en el hipotético caso de que el sucesor de Morena en Palacio Nacional resulte un fiasco por incapacidad o deslealtad; en tales circunstancias, desde el poder legislativo el obradorismo podría matizar o neutralizar en parte al Ejecutivo (y no olvidar que estaría vigente la posibilidad de la revocación de mandato a mediados de sexenio).

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