- Ante la tragedia del último naufragio frente a Grecia, es necesario recordar que la UE no cumple con su obligación humanitaria en el mar, e incluso algunos países tienen una actitud hostil hacia las ONG que tratan de ayudar
Supervivientes del naufragio del 'Adriana', en un almacén del puerto de Kalamata, Grecia, el pasado 14 de junio. Foto: Tomada de internet
Juan Matías Gil - El País
La avalancha de condolencias de los líderes europeos tras el naufragio de un pesquero procedente de Libia frente a Grecia el pasado miércoles es una buena muestra de hipocresía si tenemos en cuenta las políticas migratorias de la UE.
Los 82 muertos y los cientos de desaparecidos en el mar —la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que viajaban más de 700 personas en la embarcación entre hombres, mujeres y menores— podrían haberse evitado si la vieja e ilustrada Europa ofreciera precisamente lo que sus políticas niegan: vías seguras para aquellos migrantes, refugiados y solicitantes de asilo que huyen del hambre, de la pobreza y de la violencia.
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