Enrique Campos Suárez - El Economista
Vaya que es buena noticia ver cómo la inflación general en México, medida a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor, baja hasta 5.84% anual en mayo pasado.
Buen dato que, sin embargo, puede llamar a la confusión. Por eso cobra más relevancia que haya un Índice de Inflación Subyacente, que elimina el ruido que produce el comportamiento de ciertos precios que se rigen por las temporadas climatológicas o por políticas de subsidios estacionales.
Las tarifas eléctricas para el verano en algunas ciudades calurosas del país distorsionan al INPC, en abril y mayo a la baja y en septiembre y octubre al alza. Tanto como las colegiaturas, que suben en septiembre, o los mangos en abril, o las mandarinas en diciembre. En fin.
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