Ha sonado la señal de alarma: el resultado de las elecciones ha sido una conmoción que ha dado paso a una coalición de descontentos de todo color e ideología. La solución no está en las viejas formas de hacer política
Timothy Garton Ash / El País
El día en que el pueblo asaltó la Bastilla, en 1789, el rey
Luis XVI escribió rien en su
diario. No creo que los dirigentes europeos escribieran “nada” el domingo en
sus tabletas, pero sí temo que no hagan nada frente al grito revolucionario que
se ha oído en todo el continente. El rien actual tiene
un rostro y se llama Juncker, Jean-Claude Juncker.
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