Joaquín Estefanía / El País
A 100 días de cerrar
esta legislatura europea se puede hacer un balance de los principales aspectos
que tendrán que mejorar después de las elecciones del 25 de mayo, que darán
lugar a un nuevo Parlamento (PE) y a una nueva Comisión (CE). Hay dos
experimentos, por encima de los demás, que no han funcionado, lo que se ha
hecho muy visible en momentos de gran recesión: primero, una unión monetaria
sin prestamista de última instancia y sin transferencias entre países, lo que
ya era insólito en la historia mundial de estas experiencias; y segundo, un
mercado único sin armonización fiscal y laboral. Ambas circunstancias han
devenido en debilidades estructurales del proceso europeo en tiempos de crisis,
y la ciudadanía las ha padecido en forma de falta de resultados de las
políticas económicas aplicadas.
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