Parapetarse tras la Constitución sin revisarla, sin renovarla y
crear nuevos pactos generacionales que legitimen las decisiones es un
lento suicidio. Las instituciones tienen problemas de legitimidad
democrática
Esta es una situación de emergencia. Apenas podemos sostener el Estado
social, las instituciones del Estado democrático están en declive.
Luchemos, en fin, al menos, por mantener en pie el Estado de derecho.
Esta es la conclusión, que resultó estremecedora, aunque incontestable,
expuesta por uno de los participantes del seminario sobre reforma del
Estado, cuya última sesión se ha celebrado recientemente. Fue un
seminario en el que se mantuvo, con la activa participación de un
nutrido grupo de catedráticos y profesores de universidad y funcionarios
de altos cuerpos de la Administración, un interesante debate sobre la
huella de la crisis económica en el Estado, y la singularidad del
derecho y las ideas que emanan de esta situación de emergencia.
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