martes, 18 de febrero de 2014

EL DÉFICIT POPULISTA DEL PROGRESISMO

La izquierda debe encontrar un discurso lo suficientemente agresivo que, de manera inmediata, emocional y simple, consiga conectar con lo que la gente quiere y sirva para desbancar a las élites tradicionales y gobernar
Continúa el desconcierto táctico progresista. Contempla cómo la remota Angela Merkel sigue en el poder y el Reino Unido del clasista David Cameron dobla el crecimiento de España. Mientras, Barack Obama, profesoral, mantiene con dificultad su reforma sanitaria; François Hollande, inhibido ante el tradicionalismo francés, deviene Zapatero y, sin embargo, su ministro de ley y orden à la Sarkozy, Manuel Valls, sube en las encuestas tanto como enerva a aquella izquierda que prefiere no gobernar a abandonar su inocencia respecto a los medios de la política, que no acepta que el populismo es inherente a la misma, especialmente la progresista. La circunspección no sienta bien a la izquierda europea.

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