Salvador García Soto / 24 Horas
Una gran frase, atribuida al fallecido Hugo Chávez, decía que “entre más
cumbres hay entre nuestros presidentes, más abismos se ahondan entre
nuestros países”. Algo así puede aplicarse a la Cumbre de Norteamérica
que concluye hoy en Toluca y en la que, sin entrar en asuntos de fondo y
en los temas delicados de la relación trilateral, como el espionaje de
la NSA estadunidense a dos presidentes de México, las molestas visas de
Canadá a los mexicanos o asuntos espinosos como la inmigración y el
narcotráfico, los mandatarios de las tres naciones que conforman el
bloque comercial más antiguo del mundo se reunieron para tratar una
agenda light y genérica repleta de buenas intenciones.
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