Gerardo Esquivel - Milenio
Existe una creencia muy generalizada de que los aumentos al salario mínimo solo benefician a los trabajadores formales. Esto no es así. Es evidente que los primeros que se benefician con una medida de este tipo son los formales, pero esto no implica que el resto no se beneficie. Esto ocurre porque los mercados de trabajo no están completamente segmentados, es decir, no hay nada que impida el flujo continuo de trabajadores de la formalidad a la informalidad o viceversa. De hecho, varios estudios han demostrado que las personas que transitan con mayor frecuencia de un estatus laboral al otro son precisamente las de menores ingresos.
El mecanismo que opera en el mercado laboral puede ser muy complejo, pero lo cierto es que los aumentos al salario mínimo envían la señal a los trabajadores informales de que el costo de oportunidad de no estar en la formalidad es mayor. Esto fortalece los incentivos para buscar alternativas en la formalidad, lo que a su vez podría contribuir a generar presiones al alza en los salarios en la informalidad. Algunos resultados de estudios econométricos y las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) así lo sugieren.
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