Carlos Ramírez - El Independiente
A pesar de que el grupo del EZLN carecía de fuerza y armamento para enfrentar al Ejército federal y no tenía representación en todo el país, el EZLN rompió con el sueño salinista: catapultarse con el arranque del TCL, aspirar a la presidencia de la Organización Mundial de Comercio y convertir a ese organismo en el factótum de la nueva economía globalizada
En la mañana el 1 de enero de 1994 comenzaba el ciclo político del presidente Carlos Salinas de Gortari con la presentación en sociedad de la viabilidad práctica del modelo teórico del Consenso de Washington. El inicio práctico del Tratado de Comercio Libre México-Estados Unidos-Canadá iba a revolucionar el comercio mundial.
Un grupo indígena, capitaneado por un guerrillero post 68, interrumpió el amanecer del TCL la madrugada del 1 de enero en la plaza de San Cristóbal de las Casas, pletórica de turistas celebrando el nuevo año; el grito del líder rebelde con un pasamontaña típico de la zona para resistir el frío matutino: “¡¡¡Disculpen las molestias, esto es una revolución!!!”, atrasó el reloj histórico 40 años (al asalto al Cuartel Moncada por Fidel Castro) para recordar al mundo que así, con eventos inesperados, comenzaban las grandes transformaciones sociales.

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