Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Si la principal virtud del primer hombre bíblico fue su obediencia ciega a los designios de su creador —hasta que se dejó tentar por la serpiente y fue castigado con la expulsión del paraíso—, hoy en la política mexicana otro Adán hace de la obediencia y la lealtad incondicional su mayor atributo y se impulsa con eso, y con su enorme cercanía afectiva y familiar, para consolidarse no solo como el gran operador político y hombre de confianza del presidente López Obrador, sino también como el aspirante presidencial que, con mucho menos tiempo en la carrera, ya puso a sudar a Claudia Sheinbaum y le pisa los talones a Marcelo Ebrard.
Si alguna percepción quedó entre las cúpulas de Morena y de la 4T, que asistieron al acto de campaña anticipada el domingo pasado en Toluca, es que Adán Augusto López se está perfilando cada vez más como el nuevo favorito de Palacio Nacional y que con su estilo suave, su sonrisa fácil y su carácter tropical, el tabasqueño, que apenas despunta en las encuestas y tiene los niveles más bajos de conocimiento entre las tres corcholatas, está creciendo en el ánimo de los morenistas que, a partir de saberlo “el hermano del presidente”, empiezan a sumarse a sus simpatizantes y grupos de apoyo.
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