Roberto Galindo Domínguez - Contralínea
A casi 3 meses del primer caso de coronavirus en nuestro país –el 28 de febrero pasado–, la pandemia ha evidenciado las deficiencias estructurales y la insuficiencia de personal en nuestro sistema de salud. Pero no es algo nuevo. Esas carencias son producto de décadas de desatención de ese sector y de la corrupción de los gobiernos federales priístas y panistas. Esta crisis también ha puesto de manifiesto la entrega para combatir la pandemia por parte de médicos, enfermeras, laboratoristas, personal de cocina, limpieza y seguridad del sistema sanitario; todos ellos héroes anónimos que nosotros, simples observadores, hemos apoyado durante los días de confinamiento a una sana distancia del riesgo de contagio.
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