Luis Rubio - El Siglo de Torreón
La evidencia muestra que el proyecto es el poder, no el bienestar o
el desarrollo; en este contexto, la
crisis ciertamente cae como anillo al
dedo. Se trata, como afirmó Rahm
Emanuel, a la sazón asesor político de
Obama, de “nunca desaprovechar una
crisis... una oportunidad para hacer
las cosas que pensabas que no podías
hacer antes”. En términos marxistas
que utilizan muchos miembros de Morena, se trata de agudizar las contradicciones para cambiar la realidad.
Efectivamente, el presidente fue
electo para cambiar la realidad: su plataforma electoral planteaba enfrentar
la pobreza, corrupción, desigualdad y
la falta de crecimiento acelerado. Si algo lo ha distinguido en el pasado año y
medio es por ser consistente en sus
promesas y por avanzar su agenda en
cada uno de esos frentes. La pregunta
clave sobre él no radica en los objetivos, que son públicos y transparentes,
sino en las estrategias que está siguiendo para lograrlos.
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