Francisco Valdés Ugalde / El Universal
La
circulación y promoción acrítica de conceptos es un mal de nuestro
tiempo. En el tráfico público de la información predominan la
deformación y mutilación de las ideas y escasea la revisión y
comunicación cuidadosa de lo que pasa en el entorno. Un sistema de
medios de comunicación ordenado con arreglo al “entretenimiento” (la
función actualizada del viejo circo romano), el bajo nivel de
profesionalismo y la propensión a la “nota” contaminan las
representaciones que nos hacemos y la forma en que pensamos y opinamos
sobre los asuntos públicos.
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