José Blanco / La Jornada
Cristina Fernández de
Kirchner (CFK) en su primer discurso del pasado 20 de noviembre –después
de 47 días de ausencia–, de regreso a las tareas de la presidencia,
ante una multicolor militancia peronista, pidió
no dejarse robar las ilusiones. Un discurso renovado con el sabor de quien apenas está iniciando su mandato, y con la convicción acaso profundizada de que lo suyo es continuar con el atrevimiento de la heterodoxia en el manejo de los asuntos económicos. Más allá de los discursos, esa convicción quedó más que probada con el nombramiento del joven economista Axel Kicillof en el Ministerio de Economía.
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