El desafuero de Silvio Berlusconi abre la puerta a la regeneración de la política italiana
La frenética huida hacia delante de Silvio Berlusconi ha llegado a su
fin. El miércoles, el Senado italiano le despojó de su investidura, en
aplicación de una ley que veta el escaño a los políticos sentenciados en
firme a más de dos años de cárcel. Él, desde luego, cumplía el
requisito. El Supremo confirmó en agosto su condena a cuatro años por
fraude fiscal en el caso Mediaset. En las últimas semanas, Berlusconi
intentó evitar su expulsión con movimientos desesperados: reclamó un
indulto presidencial, exigió un nuevo juicio e intentó provocar una
crisis de Gobierno para forzar elecciones. Todo en vano.
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