Ana Carbajosa- Zúrich-El País
Coches deportivos pasean sin capota bajo un sol esperado durante meses
en Zúrich. Mujeres, subidas en tacones, lucen las piernas al aire, y en las
terrazas los banqueros encorbatados conversan animadamente. La aparente
placidez que se respira en las calles del cuartel general suizo de la banca
esconde una revolución en ciernes: el fin del secreto bancario.
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