Muchos han olvidado ya
que, hace tan solo veinte años, Brasil era un país azotado por la hiperinflación.
Durante la primera mitad de los años noventa experimentó tasas de inflación de
hasta el 6.000%. A mitad de esa década, un fuerte plan de estabilización
recondujo la actividad a un entorno más estable, y desde inicios del presente
siglo ha sido una de las economías de éxito a nivel mundial. Su pertenencia al
grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el éxito de la
transición política del Gobierno de Lula y unas tasas de crecimiento elevadas
en un contexto de estabilidad macroeconómica hicieron de Brasil uno de los
destinos favoritos de los inversores.
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