Las empresas chinas
ocupan lentamente, sin ruido, posiciones estratégicas en toda la economía
mundial. Hay quien opina que lo hacen al buen tuntún, pero no: tienen un plan.
Por ejemplo, el grupo cárnico chino Shuanghui International Holding acaba de
comprar por 3.642 millones de euros la compañía estadounidense Smithfield
Foods. Como resultado de esta operación, discretamente ejecutada, pero que ha
provocado gran pavor en los mercados estadounidenses, Campofrío, la empresa
cárnica española más conocida, se acostó hispanonorteamericana y amaneció
china. ¿La razón? Pues que Smithfields era el primer accionista de Campofrío;
ahora, Campofrío es de Shuanghui. De un solo golpe, la compañía china domina el
mercado de la carne en Estados Unidos y en España. De momento, los objetivos
están ocupados. Solo eso. Shuanghui no va a modificar, al menos por ahora, la
estructura de gobierno en Smithfield ni en Campofrío. El poder no es el
propósito de su subrepticio avance sobre las cotas dominantes de la economía
occidental.
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