Francisco Suárez Davila / El Universal
Comienzo por la parte positiva: México no padece una crisis económica y
financiera como buena parte del mundo avanzado. Hay estabilidad de
precios, salvo cuando se va al supermercado a comprar alimentos;
equilibrio fiscal bajo una definición, no las otras; la gran banca está
sólida, no sus matrices; la deuda es la mitad de los países de la OCDE,
pero aumentando; “un veranito de crecimiento al 4%, pero a la baja”.
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