Salvador García Soto / 24 Horas
De manera sorpresiva, como muchas de las cosas que le ha dado por hacer
antes de terminar su gobierno, Felipe Calderón avaló el aumento de 3% a
los salarios mínimos y la unificación de las dos zonas económicas en que
se dividía el país, al apoyar su gobierno a la parte obrera de la
Comisión Nacional de Salarios Mínimos. Lo curioso del caso es que la
medida del ya casi presidente saliente no le hizo quedar bien con nadie:
los trabajadores recibieron casi como una burla el inesperado y
claramente insuficiente aumento de un peso y centavos al mínimo, y por
el otro los empresarios montaron en cólera para reclamarle la decisión
“populista” que, dijeron, lesiona su confianza.
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