Por Ramón Alberto Garza - Código Magenta
Si la presidenta Claudia Sheinbaum de verdad quiere salvar de su naufragio a nuestra quebrada industria petrolera -y no quiere acabar en un choque frontal de pronóstico reservado con Estados Unidos- tiene que hacerle frente al escandaloso huachicol fiscal, al criminal huachi-diésel y dejar en claro por qué todavía hoy continuamos enviando buques de petróleo a Cuba.
Es absurdo que, por un lado, estemos importando -legal o de contrabando- millones de barriles de combustibles desde Texas porque Pemex no tiene capacidad y, al mismo tiempo, estemos regalando a Cuba millones de litros de petróleo y combustible -mexicano o texano- para que sobreviva el bloqueo, como si en México nos sobrara el crudo. Eso lo admitió ayer la inquilina de Palacio Nacional.
Peor aún, que se haya descubierto -como quedó en claro en La Mañanera del martes- que su antecesor Andrés Manuel López creó una Sociedad Anónima de Capital Variable -llamada Gasolinas del Bienestar- para esconder del escrutinio público los envíos de crudo y combustibles a La Habana. ¿Bienestar para quién? ¿Negocio de quién? ¿Utilidades de la Sociedad Anónima, en beneficio de quién?
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