- Los ciudadanos estadounidenses salieron a votar por un bien superior: rescataron a su país al borde del abismo, dice Pablo Hiriart.
El Financiero
La del martes 8 fue una elección histórica en Estados Unidos y una brisa de aire fresco para el mundo: sí se puede.
Esa ola populista que recorre cuatro continentes, desafía a la democracia y se entrega a líderes cuyo signo distintivo es su vocación destructora y la mentira compulsiva, fue frenada por los votantes.
Y la frenaron a pesar de la inflación en alimentos, de los altos precios de la gasolina, de la baja aceptación del presidente, de los efectos de la guerra contra Ucrania, del malestar por la falta de cumplimiento de promesas.
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