Raquel Espada - elEconomista.es
El pasado mes de septiembre, en el Foro de Energía de elEconomista, el presidente de una compañía española comentó que cuando en febrero hablaba de la potencial guerra y de la escasez de recursos como el gas, además del asociado incremento de precios que esto conllevaría, le llamaban alarmista.
Los que trabajamos en el sector energético ya veíamos las señales negativas desde finales de 2021: incremento de precios a futuro, cancelación de contratos de gas a empresas industriales, y un largo etcétera. Había muchos indicios a los que nadie prestó atención. En marzo de este año ya éramos conscientes de que la guerra podría alargarse y, lo que es peor, que la forma de presión que viviría Europa en este conflicto sería de cara al otoño e invierno. Recordemos que Europa en 2021 dependía en un 46% del gas ruso.

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