
Otra vez edificios modernos que se caen, y los viejos mastodontes quedan de pie. Otra vez sin energía, sin luz, sin agua, sin transporte, sin comunicaciones. Otra vez el gobierno quedó enano y los ciudadanos emergieron para tomar el control.
Como si fuera una mala broma de Dios, la tragedia azotó a la capital mexicana un mismo día pero 32 años después, para demostrar que 7.1 grados es mucho cuando no se está preparado.
Por Sugeyry Gándara, Nancy Chávez, y Hugo González
Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).- Dolor, angustia e incertidumbre. Y una sensación de deja vu: ¿qué no habíamos pasado ya por esto?
Un terremoto de 7.1 grados azotó la capital mexicana y los estados vecinos (Morelos, Puebla y Edomex), nuevamente en un 19 de septiembre. Otra vez las autoridades se vieron rebasadas; otra vez los ciudadanos tomaron el control.
El temblor se sintió a las 13:14 horas. No hubo alarma que sonara, y aunque nadie lo ha explicado todavía, algunas versiones indican que esta señal de alerta no ayudó por la cercanía del epicentro.
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