miércoles, 27 de septiembre de 2017

SALVAR AL ESTADO

Sergio Aguayo - El Siglo de Torreón
El portento llegó de improviso. Los partidos salieron de su mutismo cínico, reaccionaron al sentir ciudadano y prometieron regresar parte de sus prerrogativas para ayudar en la reconstrucción. Si cumplen, será un paso enorme hacia la regeneración de la vida pública.
Se adueñaron de la vida pública en un proceso detectable en las reformas a la Constitución. En 1917 los partidos ni siquiera aparecían; en 1977 se les distingue como "entidades de interés público" y el Estado (en realidad el presidente) promete darles un "mínimo de elementos" materiales; en 1996 el mínimo se quintuplica argumentando que así se les blindaría de la corrupción privada. Los montos eran tan excesivos que el PAN y el PRD se niegan inicialmente a recibir los incrementos; luego, voltean al cielo mientras extienden la mano. Se hacen adictos al dinero público.

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