domingo, 30 de julio de 2017

EL RETO ISRAELÍ

  • La factura que pasa el desarrollo asimétrico al crecimiento de un país siempre acaba por llegar
El País
Aunque los economistas insisten en la importancia de la productividad, lo cierto es que los mensajes políticos rara vez la mencionan. Los Gobiernos sólo manejan con soltura los grandes agregados macroeconómicos. Lo que sucede por debajo de la superficie del PIB, la tasa de paro o el déficit público suele ser ignorado. La economía española es un buen ejemplo. Y la israelí, otro. Tel Aviv contabiliza una intensa tasa de crecimiento, además con una baja tasa de paro (5%), pero la productividad es baja y el crecimiento se sostiene sobre un aumento persistente de la desigualdad social. En la superficie todo está bien; bajo la línea de flotación aparecen los riesgos que se convertirán en un factor de inestabilidad en cuando aparezcan desequilibrios significativos, incontrolables desde los Estados, en la economía global.

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