Emilio Huerta y
Vicente Salas / El País
Uno de los hechos relevantes que han sucedido en la economía
española desde el comienzo de la crisis es el importante aumento en la
productividad media de las personas ocupadas. La productividad es el resultado
de dividir el valor añadido bruto de la nación a euros constantes por el número
de personas ocupadas (o por las horas efectivas de trabajo, para un cálculo más
preciso). Los aumentos en la productividad ocurren algebraicamente porque la
producción aumenta en mayor proporción de lo que aumenta el trabajo, o porque
la producción desciende proporcionalmente menos de lo que disminuye el trabajo.
En los años de la crisis, el aumento de la productividad coincide con menos
empleo, y, por tanto, estaríamos en el segundo de los escenarios. El patrón se
repite en el tiempo: la economía española experimenta los mayores crecimientos
de productividad cuando se destruye empleo, mientras que las ganancias de
productividad en periodos expansivos de crecimiento en producción y empleo son
menores o inexistentes. La pregunta sobre la compatibilidad entre crear empleo
y mejorar la productividad es relevante para un crecimiento sostenido en el
tiempo del bienestar.
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