viernes, 1 de noviembre de 2013

LOS SIETE TABÚES DE XIN JINPING

En la agenda del presidente chino no figuran las libertades ni la apertura política

 / El País
No cabe duda de que China se apresta a un nuevo impulso reformista en lo económico. Y como en anteriores episodios similares, parece diluirse la esperanza de un contagio sustancial al ámbito político. Los más reformistas consideran que sin la dimensión política, el cambio del modelo de desarrollo y los ajustes estructurales en curso no funcionarán. Se trataría de completar el abandono de la obsesión por el crecimiento con el abandono de la obsesión por una estabilidad social asentada en el autoritarismo. No obstante, la reforma se está planteando como un bálsamo que todo lo puede resolver. Los sectores más conservadores ponen límites al impulso y, admitiendo la necesidad de una profunda mutación en lo económico, niegan la mayor. Una reforma que afecte a cuestiones sistémicas centrales puede poner en peligro la supervivencia y la hegemonía del PCCh.

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