Tras la
bajada de tipos del BCE, el reto ahora es si Alemania está preparada para
aceptar las nuevas reglas decididas por Draghi
Paul Krugman / El País
Cuando Grecia empezó a
ir cuesta abajo hace casi cuatro años, algunos analistas (incluido yo mismo)
pensamos que podríamos estar siendo testigos del principio del fin del euro, la
moneda común europea. Otros eran más optimistas y opinaban que la disciplina y
el cariño — ayudas temporales vinculadas a reformas— no tardarían en propiciar
una recuperación. Ambos bandos se equivocaban. Lo que hemos visto en realidad
es una crisis prolongada que no parece llegar nunca a ninguna clase de
resolución. Cada vez que Europa parece estar a punto de caer al abismo, sus
responsables políticos encuentran el modo de evitar el desastre total. Pero
cada vez que hay indicios de una verdadera recuperación, algo sale mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario