Fernando Belaunzarán/Educación Contracorriente
El problema no es moral, aunque el prohibicionismo suela atrincherarse
en ese ámbito para justificarse. Lo que está en cuestión son políticas
públicas que deben ser evaluadas por sus resultados, de cara a los
objetivos planteados cuando se establecieron. Por lo tanto, la discusión
no es si la mariguana es una sustancia "buena" o "mala" -como si alguna
lo fuera per se- para que de ese juicio se desprenda si debe ser
permitida o prohibida, aunque, por supuesto, resulta necesario conocer y
debatir con rigor científico sus propiedades y efectos, sus posibles
beneficios y daños, sus probables oportunidades y riesgos.
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