El día 20 de agosto, las noticias sobre la economía
mexicana modificaron sustancialmente la percepción urbi et orbi que existía
sobre la fortaleza y potencial del aparato productivo nacional.
Tal cambio de percepción se dio a raíz del informe
adverso del INEGI sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del
segundo semestre y del ajuste a la baja de la estimación de crecimiento del PIB
para 2013, por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP). Obviamente, las dos informaciones oficiales se complementan y
efectivamente hacen prever un cierre de año aún más complicado de lo que hoy se
pudiera considerar, existiendo la posibilidad de que la economía nacional pase
de una fase de desaceleración a la franca recesión económica.
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