Alejandro Nadal / La Jornada
El petróleo mexicano
dejó de ser un elemento clave en la estrategia de desarrollo del país a
mediados de los años 70. Desde entonces, el recurso fue utilizado
primero para apalancar un endeudamiento excesivo y después para pagar
las cargas financieras que se fueron acumulando. Pero la promesa de que
algún día las cosas podrían cambiar seguía con vida mientras los
recursos energéticos siguieran protegidos por la Constitución. Eso es lo
que está a punto de cambiar para siempre.
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