José Blanco / La Jornada
CEO es una palabra que
no está registrada en el diccionario de la Real Academia, pero se volvió
lenguaje común en el mundo de las grandes instituciones y empresas
anglosajonas y actualmente se ha generalizado al resto del planeta. CEO
es el acrónimo de chief executive officer, y se trata de la
persona con más alta responsabilidad de una organización o corporación
de cualquier tipo. En la etapa del capitalismo podrido –la del
presente–, y muchas veces con independencia de los resultados de las
aludidas organizaciones o corporaciones, suelen percibir ingresos
delirantes, incomprensibles, estratosféricamente elevados. Pero los CEO
son los Zeus tronantes de la economía de hoy, y ante ellos suelen
inclinar las cerviz los dirigentes de los gobiernos. El ejemplo más
notable, pero no el único, es el de los bancos. Una vez rescatados por
el poder público, con recursos públicos cuantiosísimos, porque estaban
en rapidísimo hundimiento, los CEO continuaron asignándose ingresos
multimillonarios por sus inútiles y/o embaucadores servicios. Son una
plaga sin conciencia, con una conducta execrable, vil, perversa: pueden
robarse esas sumas en una sociedad con ingresos destripados e índices de
desempleo de una cuarta parte de la población económicamente activa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario