Jacobo Zabludovsky / El Universal
Cuando se habla de petróleo no puedo desprenderme de una carga sentimental grabada en el recuerdo hace 75 años.
Lázaro Cárdenas y yo coincidimos en el
sexenio más decisivo de nuestras vidas, cuando, en 1934, él entró por
primera vez a Palacio Nacional por la puerta de honor y yo por la de San
Jerónimo 112 bis a la Escuela Primaria República del Perú M2.4.24. El
general tenía 39 años; yo menos de 6. “Fuimos contemporáneos”, le dije
décadas después.
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