Lluís Bassets / El País
Sin grietas no hay filtraciones. Y está visto que las hay y cada vez
más. El entero edificio tiene pinta de estar agrietado, puesto que todo acaba
derivando en la aparición escandalosa de alguna filtración sobre los secretos
de la CIA, del departamento de Estado, del Vaticano o más recientemente de las
cuentas corrientes escondidas en paraísos fiscales. Quien impuso la moda
llevaba la palabra inscrita en su nombre, Wikileaks, en la que se juntan la
idea de la participación de la gente (wiki) con la de
filtración (leak), inspirada en la enciclopedia
elaborada por la audiencia que lleva el nombre de Wikipedia. El fundador, Julian
Assange, está recluido en la embajada ecuatoriana en Londres, donde se refugió
en junio de 2012 para escapar a los requerimientos de la justicia para su
extradición a Suecia, pero desde allí todavía pretende mantener el liderazgo
filtrador que le ha dado notoriedad.
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