viernes, 26 de abril de 2013

UN PLAN DE EMERGENCIA

El desbordamiento del paro agudiza la crisis social y exige cambios en la política económica


El desbordamiento del desempleo en el primer trimestre de este año, con 6.220.700 parados en España, coloca al Gobierno en una posición crítica. No se trata solo de la magnitud estadística, alarmante y descorazonadora —237.400 parados más en el trimestre, 1,9 millones de hogares sin un solo miembro en activo, una tasa de paro entre los jóvenes de más del 57%—, sino de que en algún momento, y pronto, el Ejecutivo tendrá que declarar la bancarrota de una política económica incapaz de frenar el agravamiento de la recesión y el principal problema asociado a ella, el desempleo. El paro rompe la cohesión social, impide, como una inversión perversa de causa y efecto, que se recuperen el consumo y la inversión, destruye la estabilidad (más de 384.500 puestos de trabajo fijos se han evaporado en los últimos 12 meses) y causa fenómenos de regresión desconocidos hasta ahora, como un reagrupamiento de los hogares (han desaparecido más de 15.000 en el primer trimestre y más de 25.000 en el anterior) en torno a padres y abuelos para evitar la pobreza extrema.

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